martes, 30 de noviembre de 2010

Lo que yo esperaba, en frente de mi ventana.

Se puede decir que el destino nos depara sorpresas que jamás imaginamos; las cosas que nos van pasando van acercándonos a otras que están por suceder, a lo mejor, pensamos que Todo lo que hicimos o estamos haciendo está mal, y que nos va llevando a cosas peores, pero no pensamos en el lado positivo, ya que muchas veces una pelea, una mudanza, un cambio, nos lleva a algo muchísimo mejor, que tal vez es lo que estábamos esperando hace mucho tiempo y sin darnos cuenta el destino lo pone en frente tuyo, y aunque te cueste verlo, eso que esperábamos está ahí.


Nos cuesta reconocerlo, nos cuesta creerlo, porque atrás nuestro hay miedos, a veces mas, a veces menos, pero los hay; miedos que vamos tomando de experiencias anteriores; nos negamos a abrir el corazón y a disfrutarlo; pero cuando lo hacemos finalmente nos damos cuenta y lo reconocemos, nos sentimos llenos, felices y por mas angustias y amarguras que se presenten las sentimos mínimas a comparación de la alegría que sentimos en el corazón, opaca todo mal haciendo brillar una luz especial que nos ciega, olvidándonos de todo lo malo.

Cuando encontramos eso que esperábamos y ya lo hemos reconocido nos damos cuenta que no queremos perderlo, lo confiamos todo, dejamos atrás hasta el pasado más oscuro, hacemos un cambio consiente e inconsciente pero no nos arrepentimos ni de lo malo ni de lo bueno, porque piense lo que piensen los demás de ello nosotros sabemos que aprendimos millones de cosas y esa enseñanza que nos dejó nos ayuda a tener un futuro mejor, a no repetir errores; el sentimiento de arrepentimiento y las secuelas quedan , para bien o para mal, pero así ese sentimiento de arrepentimiento este presente no lo hacemos porque sabemos que gracias a eso tenemos lo que tenemos y ahí es cuando lo valoramos.

Perdida de gente buena y gente mala, amigos y no amigos, gente que piensa que somos lo peor gracias a ese pasado, gente que se aleja, gente que se acerca, gente que se va, gente que viene; pero solo muy pocos nos importan; solo muy pocos valen la pena, solo eso que esperábamos nos hace cambiar cualquier cosa en total de no perderlo.

Y si eso que esperábamos es lo que nos corresponde, nos va querer a pesar de nuestros errores y virtudes, a pesar de nuestro pasado, junto a esto aunque no querramos y lo neguemos, el sentimiento aparece solo, no lo controlamos, no lo elegimos, pero cuando llega y comienza a crecer nos gusta tanto que parece que con dos simples palabras no nos alcanza; pero esas dos palabras, que a veces causan temor son más profundas del que suenan al decirlas. Muy pocas personas se pueden dar el lujo de decir que verdaderamente las siente.

Eso que esperábamos de repente se hace algo muy importante en nuestra vida aun cuando la historia comienza con verse un rato cada una semana o dos para pasarla bien sin pensar a donde se va a llegar, sin tener esperanza o sentimiento alguno, contradiciendo al destino sin saber, al decir que no nos vamos a llegar a querer y menos a amar; al decir que juntos no vamos a terminar. Pero el destino es más rápido y más inteligente al demostrarnos que el consigue lo que quiere, que nos estábamos equivocando. Una amiga me dijo una vez “Todos sabemos que los que empiezan así, terminan enganchados” en ese momento lo negué y dije que acá no iba a pasar; sin embargo hoy le puedo decir que tenía razón pero que no me arrepiento y que le agradezco al destino por haber juntado nuestros caminos, como también pedirle que no los separe, que quiero seguir recorriendo este camino en común durante un largo tiempo.


By Antonella Baez.

No hay comentarios:

Publicar un comentario